Tuesday, September 02, 2008

Racismo en el Perú

Coincidentemente, dos colegas que trabajan en universidades francesas me pidieron que les explicara, en pocas palabras, las razones para que reapareciera el racismo con tanta intensidad en el Perú del siglo XXI. Sus estudiantes que habían visitado Lima y varias provincias en el verano boreal les contaron que habían notado prácticas abiertas de segregación y exclusión entre ciudadanos peruanos. Para ellos no hacia sentido la existencia de los indigenismos y las políticas de gobiernos reformistas que habían discutido en sus clases de la universidad, con diversas situaciones que observaron. Ensayé esta genealogía del racismo peruano en tres cuartillas.

¿Cómo pudo ocurrir un cambio tan drástico en una sociedad peruana que estaba aminorando el racismo hasta 1975, a una del siglo XXI donde ha vuelto con tanta fuerza? Para contestar esta pregunta es necesario describir brevemente la formación racial peruana que tiene su origen en la conquista y la colonia española que se estableció en territorios que ahora ocupa la República del Perú. Se considera como el inicio de la colonia española el año que se ejecutó a Atahuallpa, el último gobernante de la dinastía Inca en 1533. Sin embargo, desde la conquista, con el propósito de llevar a cabo la expansión del capitalismo español mercantil, los colonizadores impusieron el racismo que clasificaba en un sistema jerarquizado a la población, tomando en cuenta el color de la piel, los saberes y conocimientos que poseían. Todas aquellas personas que acataban el orden colonial, poseían una piel más clara y practicaban costumbres más occidentalizadas, lograban más derechos y privilegios dados por las leyes coloniales. En la punta de una estructura piramidal se encontraban una minoría blanca que ejercía el poder político, luego seguían los criollos (hijos de españoles nacidos en el Perú), los mestizos, los esclavos negros y en la base de la pirámide una mayoría indígena. Obviamente que desde un principio hubo una relativa movilidad social que algunos individuos alcanzaban con el dinero o su asimilación social cuando contribuían al éxito del sistema colonial. Asimismo, el mestizaje biológico y cultural fue muy intenso desde la conquista. Recuérdese que la conquista del Perú fue una empresa marcadamente masculina. Un grupo reducido de conquistadores españoles y algunos esclavos fecundaron a las mujeres indígenas. En la Colonia el mestizaje continuó con la importación de más esclavos africanos. Durante la república el mestizaje peruano se diversificó más con la llegada de trabajadores chinos, japoneses e inmigrantes estadounidenses y europeos. Como resultado, en el presente, si bien la claridad de la piel otorga un sentimiento de superioridad, los individuos que quieren ejercer privilegios se diferencian de los demás con actitudes, usos y costumbres que otorgan el dinero. Así lo no blanco pasa a ser atrazado, salvaje, bárbaro, antiguo, no civilizado. Sin embargo no es una estructura rígida. El ascenso económico y social a través del enriquecimiento o la educación blanquea mientras que la pobreza, la carencia de educación o caída en desgracia aindia desde tiempos coloniales.

MESTIZAJES PERUANOS

La constatación del mestizaje como rasgo fundamental de la sociedad peruana ha posibilitado la formulación de categorías que explican las afiliaciones y filiaciones culturales. En los últimos años se habla de mestizo-indio cuando un individuo está orgulloso de su parte quechua o aymara o mestizo-blanco cuando opta por su parte blanca y niega u oculta su parte indígena. Así la raza se convierte en un significante flotante que adquiere un significado en el contexto económico y social donde se inscribe el individuo.

RACISMO Y TERRITORIO

Los colonizadores tambien organizaron el territorio rural y urbano con leyes de segregación racial. Las políticas coloniales privilegiaron a la costa como un territorio donde se enfocaba la modernización. Por eso fijaron como lugar de residencía a la minoría blanca, criollos, esclavos africanos y mestizos. Al contrario, la sierra y la selva se establecieron como lugares de residencia de los indios. En el caso de ciudades y pueblos coloniales se organizaron los barrios racialmente. En unos vivían los españoles y criollos, en otros los mestizos y en los últimos los negros e indios. Con la creación de la República del Perú en 1821, cambió el sistema político pero continuaron las políticas de exclusión espaciales y raciales que justificaban la explotación de los indígenas y negros. Desde la emancipación, el poder económico, político y social ha sido ejercido por los criollos, sus descendientes y mestizos con dinero. En 1856 se abolió la esclavitud negra, sin embargo la consolidación del Estado nación peruano fue financiado con tributos y mano de obra gratuita o mal pagada de indígenas, negros y mestizos pobres. Este perverso sistema de explotación ha funcionado hasta nuestros días por el papel que han escogido las élites peruanas para insertarse en el sistema capitalista mundial. Desde la independencia, las élites peruanas han orientado la economía hacia la producción de productos agropecuarios y mineros para la exportación. Para lograr una inserción exitosa impulsaron el colonialismo interno. Los mayores conflictos han ocurrido entre elites nacionales y regionales y la mayoritaria población indígena. El incremento de la producción en la agricultura y la minería se ha obtenido con la usurpación de tierras indígenas reconocidas por títulos de propiedad otorgados por la corona española y la sobreexplotación de la mano de obra. La reacción de los indígenas frente a estos abusos han sido las rebeliones y litigaciones presentadas al poder judicial que han contado con el apoyo de los indigenistas. Este grupo que ha abogado por las causas indígenas ha existido desde la colonia. Han utilizado la escritura en diferentes formas de documentos como vehículos de denuncia y promoción del cambio.

"RACISMO AL REVES"

A pesar de que se han ido eliminando progresivamente leyes racistas, el racismo modula la interacción social en el Perú actual. Las pocas oportunidades de ascenso económico social y una mayoritaria población mestiza e indígena pobre ha contribuido a su supervivencia. El racismo se ha hecho más visible porque existe una corriente de opinión que lo denuncia. La respuesta al movimiento antiracista ha sido la formulación del “racismo al revés”. Los blancos o los que se creen blancos señalan que el racismo tiene dos caras. Junto al racismo de los poderosos existe un racismo de los dominados. Este racismo convierte a los de piel más clara en víctimas de actitudes y comportamientos agresivos de ciudadanos comunes y delincuentes que llaman “cholos”. El “racismo al revés” ha querido ser convertido en una inconsistente teoría social en algunos espacios academicos. La primera inconsistencia olvida que el racismo es un sistema de dominación impuesto por los europeos para facilitar el funcionamiento del colonialismo desde el siglo XVI. El racismo es el lado oscuro de la modernidad, entendida como expansión del capitalismo, diría Walter Mignolo (2005). La segunda está relacionada con la búsqueda de la dominación total, al tratar de controlar y suprimir la reacción, malestar, resistencia de los oprimidos a la explotación. Con este propósito, confunde a estas reacciones legítimas con comportamientos delincuenciales que afectan a todos los componentes de la sociedad peruana. Los comportamientos y acciones agresivas y destructivas no están dirigidas únicamente contra los blancos o blancoides. En un barrio popular o de clase media baja poblada por “cholos”, cuando una familia o individuo demuestra signos de prosperidad, los vecinos se sienten con el derecho de dañar o hurtar la propiedad ajena del vecino próspero. Por ejemplo, la supuesta solidaridad de los pobres se desvanece cuando se raya la pintura, se desinflan las llantas o se roba el radio del carro nuevo. También es común el robo de ropa, comida y juguetes de los niños por los mismos vecinos. Del mismo modo los delincuentes comunes realizan acciones criminales contra ellos. El robo de casas, automóviles, secuestros y asesinatos afectan a los más prósperos. Claro está que aquí no hay motivaciones raciales para cometer los crímenes enumerados. Estas acciones ocurren entre iguales “racialmente” pero desiguales en el sentido económico. Pero en vez de continuar con el análisis de la coherencia teórica y las manipulaciones ideológicas del “racismo al réves” hay que considerarlo un síntoma de una sociedad muy desigual que se ha transformado por efectos de migración y movilidad económica y social en los últimos treinta años. Mientras las segregaciones culturales, económicas y sociales mantenían mundos separados, el racismo peruano se acataba con disimulo por los dominadores y dominados. Sin embargo, cuando la sociedad peruana empezó a cambiar, se formularon pensamientos y teorías sociales determinados por los cambios. Así se puede decir que el “racismo al revés” es un síntoma en tanto expresa la pérdida de privilegios, los deseos de eliminar la competencia de otros sectores y las pocas ganas de compartir las escasas oportunidades que ofrece a sus ciudadanos, una formación económica social de capitalismo periférico como la peruana.

PARANOIAS BLANCOIDES

En los últimos años gracias a la educación, procesos migratorios y el enriquecimiento de nuevos sujetos sociales existe un nuevo grupo de ciudadanos peruanos con la piel más oscura que compite por posiciones de poder que antes solo se asignaban a redes sociales de origen colonial creadas alrededor del eje de la blancura. Del mismo modo, una nueva clase media y nuevos ricos han empezado a establecerse en barrios, educar a sus hijos en colegios y frecuentar lugares de diversión y consumo exclusivos que estaban asignados a los sectores blancos o blancoides. Este nuevo grupo, por un lado, quiere demostrar sus éxitos personales con signos exteriores de riqueza en su nuevo entorno. Por otro lado, quiere evitar la envidia y agresión de sus viejos familiares y vecinos al mudarse de los barrios donde crecieron. Del mismo modo, en los sectores blancos o blancoides se crean sentimientos de angustia, desazón y paranoia a las relaciones exogámicas. Los que han conservado su status económico social se sienten invadidos y agredidos porque tienen que interactuar con actitudes, comportamientos y consumos desconocidos. Los blancos o blancoides que han caído en desgracia se ven obligados a interactuar con los más pobres al usar el transporte público, consumir en lugares baratos o trabajar en instituciones ubicadas en barrios pobres o de clase media baja. Estas interacciones voluntarias u obligadas crean una gran tensión entre ciudadanos peruanos que se expresa en comentarios y actitudes racistas.

NEGLIGENCIA DEL GOBIERNO PARA COMBATIR EL RACISMO

Desafortunadamente, se intensifica más el racismo por la intervención de los medios masivos y la negligencia de los gobiernos de turno. Los medios masivos, sobre todo con la publicidad, siguen perpetuando concepciones racistas en las que todo lo blanco es superior y lo no blanco es inferior. Los gobiernos tampoco intervienen con las instituciones del Estado para hacer cumplir la constitución y las leyes. Los derechos de los ciudadanos no blancos son violados cotidianamente cuando se toman decisiones sobre sus territorios y se explota su mano de obra sin hacer caso a reglas existentes. De este modo se siguen violando los derechos fundamentales de la mayoría de ciudadanos pobres y de clase media baja que siguen siendo los más oscuros.

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